El barril de amontillado

Un Blog de Juan Granados. Algunos artículos y comentarios por una sociedad abierta.

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domingo, julio 23, 2006

Actos fallidos en la mollera


Tan amable como suele, me invita Berlín a seguir esa moda de los memes a través de la propuesta de CrisisHoy de mi vecino Rafael Herrera. Se trata esta vez de que cada quien haga ejercicio de introspección, visite su papelera de reciclaje mental y recuerde a los visitantes los actos fallidos de su mollera. Es decir aquellas cosas que, sin quererlo ni necesitarlo, recordamos y mantenemos presentes en el magín. Elementos por lo general mostrencos y contingentes que nos acompañan por la vida, ocupando un espacio que bien nos vendría para otros menesteres.

Así por ejemplo, Rafa nos revela el contenido de su basura mental, en el que abundan malas canciones y personajes prescindibles:

Durante este experimento me han saltado al cerebro cosas verdaderamente idiotas. Por ejemplo, me vino este nombre a la memoria: Chelo García Cortés, y les garantizo que la obra de esta iguana no forma parte de mi bibliografía selecta. Otro ejemplo: Caco Senante, que no sé muy bien quién es ni qué pinta en mi hipotálamo. Otro: el colorido aburrido de las pelis de Almodovar. Y otro más: una canción de Queen horterísima que decía algo así como "aigachubrekfi", o esa otra de Ana Belén haciendo un homenaje penoso-paleto-progre a la puerta de Alcalá Etc. etc. etc.

En tanto Berlín, fiel a su leyenda, concede pocas oportunidades a lo superfluo:

Voy a decir algo pedante: me cuesta encontrarla. Soy un tipo que no sabía quién era Chiquito de la Calzada cuando empecé a ver que los niños en el metro se reían de extraños gestos y palabras absurdas. Debe ser que, o la reciclo bien (la mierda), o queda olvidada. Si olvido es mierda atesorada, nada como el fistro vaginal.

Pues bien, Berlín le ha encargado la faena a uno bueno. Probablemente no lo sabe, pero el que suscribe se pasea por el mundo con el estigma de poseer una memoria más bien absurda y poco práctica. Mis recuerdos no conocen de economías, a la fuerza, cuando uno crece en medio de la jauría humana en forma de niño tímido y gafotas, ha de espabilarse y sobrevivir a fuerza de dominar los detalles. Como, hasta que me fui asentando, ganando kilos y amistades, sobrevivía en los patios escolares atento como un perrillo de las praderas y nervioso como un gato, mi sistema cortical se ocupaba de procesar el mayor número posible de datos a fin de lograr adaptase eficazmente a un medio más bien hostil y peligroso.

Puede que el que ahora inspire miedo sea yo, pero el caso es que como estigma de aquella época de frontera, mi sistema neuronal tiende a procesar los datos más absurdos, supongo que por si acaso algún día se necesitan y mire usted por donde, hoy me sirven para hacer un meme, menos da una piedra.

Datos inútiles, así a vuelapluma, se me ocurren muchos. Por ejemplo, apuesto a que pocos de ustedes pueden recordar que el premio más recurrente que solían entregar los payasos de la tele (Gaby, Fofó, Miliki y asociados) era… ¡un bonito juego de carpintería!, alucinante, ¿no? Yo siempre me decía que menos mal que no había acudido a semejante convocatoria. Por razones parecidas, recuerdo que el mayor porcentaje de éxito en el “Cesta y Puntos” de Daniel Vindel lo obtenía siempre la red escolar Montel Touzet, que la nota que le pasan a Tintín en el restaurante Syldavo del “Cetro de Ottokar” decía: “quien se entromete en asuntos ajenos, se expone a graves disgustos”, por cierto, que el sagaz reportero había pedido un “Slazek” para almorzar, a la sazón carne de perro joven aderezada con salsa syldava. Recuerdo todavía aquella curiosa lista de los primeros papas que se decía en el cánon: “Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián…” en fin, tengo el disco duro repleto de información descatalogada, que, la verdad, sólo me sirve para reírme solo en los semáforos. En cuanto a canciones, me pasa un poco como a Rafael Herrera, de vez en cuando, me vienen a la mente estribillos horribles, por ejemplo: “Loves in the air” o, todavía peor, “Las maravillas in my life”, para morirse.

¿Sobre personajes más bien irrelevantes? ¿Qué tal el Doctor Rosado apagando el cigarrillo en el entrecejo de aquel bebé? ¿Duele, eh? ¿Y el cura jardinero? ¿Y Faustino Santalices, célebre tañedor de zanfonas? ¿Y el falso chino Cudeiro?

Pero entre mis conocimientos verdaderamente inútiles, brillan con luz propia los objetos imposibles que pueblan mi existencia. En esto tengo más experiencia que el mismísimo Jacques Carelman. Mis amigos de toda la vida saben bien que jamás me separo de una especie de bazar de baratillo que me acompaña en cada mudanza, y me suelo mudar mucho, pueden creerme. Allá a donde me lleven mis huesos, han de venir conmigo una serie de piedras raras con forma de almeja, una botella de Coca-Cola arábiga vacía, un fez rojo, una extraña flauta incaica falsa, un fuet robado y, naturalmente mi celebérrimo “Ten fuma”, antes me separaría de mis libros que de mi “Ten fuma” y es que la cosa viene de lejos.

Las primeras Navidades que pasé junto a la que fue mi primera novia de carácter más o menos oficial, andaba yo muy ilusionado con aquello de hacerle un regalo de reyes. No tenía un duro, pero mi santa madre me solucionó la papeleta proporcionándome un juego de tocador que había comprado recientemente en Portugal. Como me parecía el regalo poco personal, me pasé toda una tarde dibujando a plumilla sobre una cartulina A3 un precioso búho sabio de los que me había enseñado a pintar mi padre. El búho estaba encaramado a un gran caducifolio con la luna en cuarto creciente, a la espalda y en un bocadillo de cómic expresaba una bella frase amorosa. Armado con el juego de tocador y el póster arduamente elaborado me fui muy contento a la cita de reyes con mi novia. Cuando llegó el gran momento del intercambio le hice solemne entrega de mis presentes, ella lo agradeció cordialmente, abrió su bolso y extrajo un pequeño paquete envuelto en papel barato de quiosco, mal pegado con cello amarillento. Abrí nervioso el siniestro envoltorio para descubrir una ampolla de cristal de las que se usan en farmacia para contener líquidos vitamínicos o suplementos de hierro. En su interior había un cigarrillo marca Bisonte o Fortuna y una cerilla. Sobre la ampolla en papel adhesivo sobrescrita la leyenda “ten, fuma”, desde entonces, la verdad, transito una existencia perpleja y espero bien poco de Baltasar el de Oriente y su siempre barroca cuadrilla.

viernes, julio 21, 2006

De conversos y furores




“Sabido habrá Vuesa Señoría, aquel nuevo estatuto hecho en Guipúzcoa, en que ordenaron que no fuésemos allá a casar ni morar… ¿No es de reír que todos o los más, envían acá sus hijos que nos sirvan, y muchos dellos por mozos de espuelas, y que no quieran ser consuegros de los que desean ser servidores?...pagan ahora éstos [ los judíos] la prohibición que fizo Moisés a su gente que no casasen con gentiles”

Carta de Hernardo del Pulgar al Cardenal Mendoza, Letras, C.C., pp. 149-150


Es lugar común en nuestra historiografía la creencia en el “furor del converso”, esa especie de ansia malsana que aqueja al recién llegado, quien, a fin de hacerse perdonar el pasado y hasta la propia existencia, defiende con más vehemencia que nadie el credo dominante.
Parece que la cosa tomó cuerpo intelectual desde que Américo Castro, hablando del Santo Oficio, pregonara aquello de: “Los más duros golpes contra Israel vinieron de sus mismos rabinos luego de bautizarse”, concluyendo que al ser notorio el origen judaico del teólogo dominico Juan de Torquemada, también habría de ser esa la procedencia de fray Tomás de Torquemada, el primer, y terrible, Inquisidor General.
Ni siquiera Sánchez Albornoz, como se sabe el enemigo intelectual más visible de Castro, se molestó en revisar la hipótesis, en su opinión, los cristianos nuevos se producían a menudo con mucha mayor virulencia frente a los judaizantes que los “limpios de sangre”. Tampoco sus legatarios como Domínguez Ortiz hicieron nada para revisar el mito, para todos ellos el neófito tiende al fanatismo y tal vez no les falte razón.
No obstante, hace poco topé por casualidad con la obra de un historiador hebreo llamado Bension Netanyahu (De la anarquía a la Inquisición. La Esfera de los Libros, 2005), a la sazón nonagenario padre de aquel ex ministro de Israel, dedicado, por lo que parece, en cuerpo y alma a aclarar desde un punto de vista privilegiado, ni Castro, ni Albornoz dominaban, obviamente, el hebreo como él lo domina, este asunto de la represión de los conversos sobre sus hermanos israelitas. Y resulta que Netanyahu no está en absoluto de acuerdo con el diagnóstico tradicional, más bien al contrario, el furor del converso, como confirma en una reciente entrevista, no sería más que una patraña difundida por historiadores desinformados y más bien indolentes:

“Castro creía que el factor que alentó todo el movimiento contra el judaísmo no fue religioso, sino racial. Pero nadie revisó nunca esa teoría y yo decidí hacerlo. Sánchez Albornoz fue más lejos al considerar la Inquisición una "institución satánica", pero dijo que fue creada por los judíos, no por los españoles. Para él, fue un complot judío. El caso de Domínguez Ortiz es otro, nunca recurría a una cita original y sencillamente aceptaba lo que otros decían”

Y más abajo:

“Castro apoyó sus ideas en sus conocimientos del hebreo a pesar de que realmente no podía leer ni una sola frase. En realidad no entendió las fuentes bíblicas, y de esa ignorancia se originaba su idea más elemental de que los cristianos odiaban a los judíos porque éstos sentían un odio racial hacia ellos y hacia los otros pueblos”.

Así que, en opinión de Netanyahu se debe concluir que vincular el ansia de pureza, el integrismo ideológico, con los convertidos a la fe, ya no se sostiene:

“Mis investigaciones demuestran que en el plazo de dos generaciones la inmensa mayoría de los conversos se habían asimilado porque era imposible seguir una doble vida, bien porque necesitaban trabajar con cristianos o bien porque sus hijos eran educados como cristianos. Los falsos conversos debieron ser casos aislados.”

Tal vez el anciano historiador hebreo tenga razón y la expresión que tanta fortuna ha tenido resulte excesiva y hasta infundamentada. Pero el idioma se nutre en ocasiones de falacias afortunadas que alcanzan el éxito. Además, no me digan que no hay algo de eso. Cuando, por ejemplo, contemplamos al flamante candidato a la presidencia de la Generalitat, proclamando a voces su más atávica catalanidad, ¿qué otra cosa podemos decir, mas que estamos ante un furibundo converso, apóstol del más irredento catalanismo? Tengo para mí que no existe nadie más catalán en Cataluña que Montilla, si llegase a haberlo, Montilla se enojaría con él, tan a gusto se encuentra en su tierra de promisión.
¿Y qué? Se podrá decir, todos tenemos derecho a sostener con razón o sin ella nuestras filias y nuestras fobias. El caso de la notoria abducción de Montilla no pasaría de ser un hecho jocoso y risible, tanto como la paradójica foto de nuestro peculiar presidente del gobierno, alegremente sentado en la tribuna del Camp Nou al lado de una de esas pancartas de 15 o 20 metros que señalan: “Catalonia is not Spain”. Al fin, cosas de charnegos complacientes.
Pero claro, cuando uno recuerda que en Cataluña existen inspectores lingüísticos, que resulta imposible escolarizar a los hijos de los no catalano- parlantes en la lengua franca del estado, que no hay manera de comunicarse con la administración si no es en catalán, que, en suma, está proscrita la libertad ciudadana para expresarse institucionalmente en la lengua que mejor le parezca a cada, todavía, español que allí habita, hasta el punto de que existen profesores represaliados, un cada vez más notable éxodo funcionarial e incluso atenta vigilancia de las rotulaciones comerciales; uno se pregunta si Montilla, el converso, se ha parado a pensar alguna vez en todo eso. Si el PSOE en general no se ve a sí mismo ridículo mostrándose a cada paso más nacionalista que los propios nacionalistas, si, en suma, Américo Castro y Don Claudio no tendrían algo de razón.
Estos días nos fue dado contemplar el idílico video de presentación del candidato Montilla, expuesto como épico espejo de virtudes, luchador abnegado, comprometido con el pueblo, imagen misma del “self made man”. Poco ha evolucionado el marketing en este aspecto. En la deliciosa tabla de aire flamenco que se conoce como “La Virgen de los Reyes Católicos”, aparece en un discreto segundo plano, junto al célebre cronista Pedro Mártir de la Anglería, el inquisidor general Tomás de Torquemada. Fue mandado representar como un bonancible místico, en atenta contemplación de la madre del Salvador. Pocos podrían deducir que tras aquella imagen de beatitud se retrataba al terrible martillo de infieles, verdadero símbolo de dominio, terror y sujeción para muchos conversos a la fuerza, la analogía aparece enseguida, como siempre hay que decir, nada nuevo bajo el sol.

miércoles, julio 19, 2006

Un artefacto intuitivo, vago, críptico, simbólico y…lucrativo.

"El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, aseguró ayer que el PNV «va a priorizar el blindaje» del Concierto Económico vasco y del convenio navarro, «tanto en el ámbito del Estado español como en el europeo». Imaz defendió, en una rueda de prensa en Pamplona, que «son parte clave, son eje de nuestro autogobierno y están en la base del crecimiento económico, del bienestar y la calidad de vida de la ciudadanía Navarra y de la Comunidad Autónoma Vasca."
Martes, 14 de Febrero de 2006


Casi poéticamente, habla Berlín del viejo Reino de Navarra, de su convenio, del sosiego jurídisdiccional que allí parece vivirse. Se intuye que no le preocuparía el distingo entre territorios si, en parte gracias a ello, reinase la lealtad y la concordia entre los ibéricos. Puede ser, pero sus palabras me hacen recordar que hasta el Estatuto de Bayona de 1808 encontraba rechinantes ciertos privilegios que durante el Antiguo Régimen habían ido obteniendo unos peninsulares sobre otros: “Todos los privilegios, que actualmente existen concedidos a cuerpos o a particulares, quedan suprimidos” (Art. 118) decían aquellos afrancesados. A los liberales de Cádiz semejante principio no les pareció mal del todo: “Las contribuciones se repartirán entre todos los españoles con proporción a sus facultades, sin excepción ni privilegio alguno” (1812, Art. 339). Claro que luego vinieron las guerras carlistas y el delirio federal a consagrar cupos, convenios y conciertos en un esfuerzo más bien inútil de contentar la esencial insatisfacción de los norteños.

Y es que, como nos confirman cada día los líderes políticos de la CAV, los euskaldunes son muy conscientes de que el convenio navarro y el concierto vasco suponen un beneficio notable para los ciudadanos de aquellas comunidades. Que unido a otros, como la abolición de la cruel luctuosa que supone el malhadado impuesto de sucesiones, hacen de aquellas verdes tierras un paraíso para el ahorrador, señaladamente si es viudo o huérfano.

Huroneando por la red, me topo con un prodigio de sofisma vestido de experto en legislación económica, que, al fin, desentraña muy bien la raíz del asunto, véase como responde el abstruso versado a la última pregunta del periodista:

"Entonces, y para finalizar, ¿qué conclusión podríamos deducir?
La conclusión que obtengo es que por su lejano origen histórico, intrincada estructura y confusa génesis y actualización, el Convenio/Concierto posee el carácter de un mecanismo que opera desde lo jurídico-político como constructor de la identidad en un espacio simbólico en el que es exaltado por todas las posiciones políticas (o casi todas; hay que excluir a una parte de la izquierda abertzale que, consecuentemente, defiende un marco independiente). Es un fenómeno que desde la antropología cultural se explica como intuitivo, de gran vaguedad, que organiza los elementos simbólicos sin explicarlos y cuya significación última se esconde en un saber críptico, sólo inteligible por expertos e iniciados pero entrañablemente sentido por todos los ciudadanos. Un artefacto de gran potencia simbólica que proporciona recursos materiales dignos de aprecio."


Así que, como sospechábamos, hasta para los muy expertos la cuestión del privilegio revestido de cupo, concierto o como demonios quiera llamarse, resulta en verdad difícil de explicar como sea con una cosa distinta del mero derecho atávico obtenido en la misma cuna donde a uno le depositan los amorosos brazos maternos. Al fin, se trata de un artefacto intuitivo, vago, críptico y simbólico. Pero de lo que no cabe ninguna duda es que hablamos de un elemento lucrativo para la hacienda de aquellas tierras, o sea, en palabras de nuestro experto: “Un artefacto…que proporciona recursos materiales dignos de aprecio”.

No extraña entonces que hasta el Financial Times se haya dado cuenta de esta secular tendencia de las nacionalidades históricas a aligerar el peso de la bolsa que han de entregar al recaudador, sea éste el estado central o la CEE Los catalanes, que presumen de ser más europeos que el resto de España, deberían recordar los principios de solidaridad de la Unión Europea. Estos incluyen transferencias de las regiones ricas a las menos desarrolladas. ¿Por qué debería ser así dentro de Europa pero no dentro de España?” decía a propósito de la autonomía fiscal que se pretendía desarrollar en el borrador del Estatut.

Desde una perspectiva cívica y liberal de las cosas, no hay mayor despropósito que tragar secularmente con el distingo, sólo por ver si se aplaca el furor del vecino poco solidario. Si por mi fuera, café para todos, como reza por otra parte el frontispicio de la doctrina liberal y a quien no le guste, pues hombre, que se cambie pacíficamente de comunidad que tampoco pasa nada. Ya, ya se que alguien me dirá que en Extremadura uno se puede cambiar gratis de sexo o disponer de inmejorables implantes dentales, así es, ahí reside, una vez más y precisamente, la cuestión. El folclore está muy bien y es hasta pintoresco y fotogénico, pero la pasta, amigos, eso es otra cosa, algunos pecheros estamos ya un poco hartos de que las espesas negruras del Antiguo Régimen no terminen de disiparse por estos tristes pagos.

martes, julio 04, 2006

Honesta Polémica


Los dos son filósofos de raza, que es de lo mejor que se puede ser en este banal mundo, los dos practican esfuerzos intelectuales razonables y honestos, ahora los dos parecen enfrentados, dialécticamente enfrentados, claro, a causa del espinoso asunto nacional que parece embargarlo todo.

Si Escohotado dice:

Guste o no, el hecho nacional constituye algo ubicuo y permanente, que lleva milenios fundando todas las aspiraciones políticas de autodeterminación, y ver en él sólo lo negativo es como juzgar el tamaño de un iceberg atendiendo a lo que sobresale del agua. Peor aún, tiene la virtud de exacerbar ese mismo lado negativo, preparando el camino para la cronificación de alguna violencia, que pronto se convierte en un lucrativo emporio para sicarios profesionales y políticos.

Savater responde:

A mí no me asusta ni me repele la independencia, aunque pueda verla como actualmente inviable o inoportuna: a mí lo que me asusta y me repele es el nacionalismo. Si la independencia de mi tierra fuese la vía al cosmopolitismo, la curación de la etnomanía, te aseguro que no habría nadie más independentista que yo. Pero mientras quienes la propugnan a corto o largo plazo la imaginen como la realización definitiva de la pureza nacional vasca, siempre preferiré el mestizaje administrativo del Estado plurinacional español.

En fin, lean el resto aquí, si así lo desean. Parece claro que aquellos que cada mañana se levantan prometiéndose ser antes de nada, vascos, catalanes, gallegos o montenegrinos, van consiguiendo que se les tenga en cuenta. Todos debemos congratularnos de ello, si las mejores cabezas de este país se ven obligadas a posponer su afán cotidiano por repensar el asunto de la nación española, igual sí estamos en ciernes de solucionar tan atosigante y sucio asunto.

Escohotado no le hace ascos a dirigir la mirada hacia la peculiar Confederación Helvética, Savater todavía contempla con recelo la posibilidad de un referéndum alejado de la manipulación de los violentos. Yo no oculto que poner todas las cartas sobre la mesa nos liberaría a muchos del insulto y la sujeción que supone vernos cada día estigmatizados con el tampón que nos tinta en letra roja como supuestos sostenes del imperio. De paso, igual a alguno se le arruina el indigno y abusón negocio del privilegio, ¡qué maravillosa posibilidad!

sábado, julio 01, 2006

El panfleto Macanaz

Es fama que el panfleto moderno nació en Roma cuando la primavera venía ya bien entrada en el año de gracia de 1501. En toda Italia crecía día a día el clamor contra los Borgia por su antinatural alianza con Francia. Ni siquiera el cardenal Caraffa se escondía ya. Las malas lenguas aseguraban que los epigramas contra el Papa y su gonfaloniero e hijo, César, que aparecían pegados a cada poco sobre una mutilada escultura burlesca que pronto el pueblo bautizó como “el Pasquino”, eran obra del prelado. Aquella bírria de estatua había sido colocada muy oportunamente, puede que con aquel fin, en las cercanías de lo que fuera una vez el Circo Máximo, donde ahora la plebe de Roma, también los soldados del Papa, solía buscar acomodo para el estómago y vino para arreglo del espíritu. Desde entonces se llamó “pasquín” a esa suerte de literatura breve, burlesca y corrosiva destinada a denostar a los poderosos o a sus oponentes.
Hace unos años, me encontré por casualidad éste protopasquín que aquí les pongo. Entonces, el historiador Juan Pérez de Tudela, autor, entre tantas cosas, de aquel inolvidable Mirábilis in Altis, me dijo que en su opinión el documento que yo tenía entre manos bien pudiera ser el primer panfleto de la Historia Borbónica. Yo no estaría tan seguro, no obstante, sí que es un documento curioso, sobre todo porque además de constatar el descontento catalán tras la Nueva Planta, venía informado con dos notas dirigidas por el gran Melchor de Macanaz a Manuel de Vadillo, secretario de Felipe V. Allí, Don Melchor, el ilustrado, el heterodoxo, entonces fiscal del Consejo de Castilla, mostraba su disgusto por la pertinaz resistencia del Principado:

Texto del pasquín:

“ El hasta que en la tierra veis hincada, junto al sepulcro y la cabecera, es señal de la muerte no vengada que de la tierra y aún del cielo espera venganza, tal según ley ordenada del mismo Dios, que quien matare, muera.
Y aunque el delito hubiera sido en un desierto, tema el culpado su castigo cierto. -Nihil Inultum- “

Notas de Macanaz:

1) “Muy Sr. Mío. D. Jorge Alos ministro togado de la Junta de Barcelona me escribió la carta adjunta y el Pasquín que dice le pusieron junto a su posada...Las cuatro letras en el sepulcro que está pintado, dicen en mi entender -Aquí Iaze un Pueblo Opreso-, Toda prorrumpe en Benganza, y así se reconoce el cuidado con que se debe estar de aquellos naturales...Es justo que Su Magestad le vea y que esté a la vista de las providencias que combiene dar para mantener con la política lo que se ha tomado a costa de tanta sangre...Madrid, 13 de enero de 1715. -Melchor de Macanaz-”

2) “Muy Sr. Mío...Quedamos en juntarnos el padre confesor, el primer presidente y yo sobre otros puntos en los cuales quedará esto evacuado; pues el punto del pasquín es cosa mui corta, y sí, de nuestro peso es ver que aquellos naturales están siempre en su mismo pecado. Dios guarde a V. S. muchos años, Madrid 20 de enero de 1715. -Melchor de Macanaz-”
(A.G.S. Gracia y Justicia, Leg. 835).


“De nuestro peso es ver que aquellos naturales están siempre en su mismo pecado”. Decía entonces el viejo regalista. Hoy, a Estatut prácticamente pasado, ¿cree alguien todavía que los partidos nacionalistas de Cataluña, del País Vasco, visto además el furor del converso que vive el PSOE, se van a contentar con meras reformas administrativas? Yo no me lo creo, barrunto que Don Melchor, el viejo y combativo reformista, tampoco lo creería, las fuerzas centrífugas resultan, como se ve, muy persistentes por estos pagos, a nada que consiguen algo en forma de privilegio, buscan el modo de obtener el siguiente. Más pronto que tarde habrá que afrontar de una vez por todas el problema, a lo mejor una serie de democráticos referéndums con garantías, a la canadiense, aclararían por fin el proceloso panorama que cada día nos asiste. No se puede vivir por siempre en la permanente indefinición. Berlín Smith, mi medio hermano en la red, lo ha explicado con argumentos serios, honestos y desapasionados, muchos han objetado que no es posible, sin embargo, no he visto ni un solo razonamiento de peso que me obligue a desechar tan liberadora posibilidad. ¿Quién, amigos, desea soportar un pariente interesado, egoísta y desleal de por vida? Como decía la canción: Dices que te vas, que te vas y no te has ido…Pues a ver que pasa si se van, al menos sería curioso de ver. Tengo para mí que muchos en CIU, en el PNV, ni siquiera se han planteado alguna vez tal posibilidad, permanecen muy a gusto en su oficio de plañideros eternamente insatisfechos.