Obscurum per obscurius, ignotum per ignotius
Cierta laxitud precanicular, en España hace calor, aunque para algunos en España no hace ni frío ni calor, porque España no es nada, no existe más que para los extranjeros. Cuando castellanos, navarros, catalanes y vascos andaban por el mundo bien visibles, se les identificaba, se identificaban, como españoles; sus diferencias, sus distingos, sus fueros privativos, sus puertos secos y demás monsergas, desastre general del comercio, eran mas bien cosa de andar por casa; fuera, en Flandes, en Nápoles, en América, todos eran españoles.
Obscurum per obscurius, ignotum per ignotius, decía el principio general de la vieja alquimia, lléguese a lo oculto por lo más oculto aún o establézcase la estupidez por medio de la estupidez primigenia. Es sabido que uno tiende a quedarse con ciertas imágenes, el día que pude ver como Zapatero mantenía en distensión y reposo sus rojas posaderas al paso de la bandera de los Estados Unidos, comprendí que en llegando al poder, un estulto que toma la parte por el todo, es decir, que identifica el pabellón exhibido con George W Bush y no, como debiera, con la representación de la nación que soñara Thomas Jefferson, era bien capaz, de, no comprendiendo nada, complicarlo casi todo.
No me equivocaba esta vez, me fijé poco después en su preocupación interesada por la autoría del 11M y su paradójica y absoluta despreocupación por lo que significa el integrismo islámico. Luego vino el disgusto que causa comprobar como humilla sumisamente la testuz ante los enemigos de la libertad, amor por Marruecos, devoción por la tripleta americana y, finalmente, caridad extrema, perdón judicial -¿qué cara se les quedará a los delincuentes no-pistoleros-vascos?- y protección paternal para el conglomerado abertzale. A la vez, y muy significativamente, constatamos su alarde de un carácter agrio y duro con la mitad del país que ha decidido no reírle sus gracias decididamente polarizadas y hasta sectarias.
¿A quien puede extrañar, entonces, que le importe un chavo la idea de España? Tras su paso, habrá dejado tras de sí tal pandemonium estatutario, tal marasmo de necia verborrea, “realidad nacional”, “por allí dicen que son nación”, “Navarra es nuestra de toda la vida”, que los que quieran una España igualitaria, razonable y democrática, habrán de refundarla. No importa, tal vez sea mejor así, ¿Quién desea la persistencia de inquilinos díscolos en su finca comunal? Y, no obstante, existir, yo creo que España existía, aunque fuese por omisión. Hoy me topo con un curioso y muy catalán documento, fechado en 1706, en el que se reflexiona sobre el testamento del desdichado Carlos II, con el fin de rechazar al Borbón que optaba al trono de la Monarquía. Semeja que por entonces tenían bastante claro de donde, más o menos, procedemos los ibéricos, a lo mejor alguien tiene el buen sentido de remitirlo a la errática, transigente y confundidora sede del PSOE:
PRIMERA CONSTITUCIÓN (1706) O LEY DE
EXCLUSIÓN DE LOS BORBONES
DECLARACIÒ DE LA SUCCESSIO DE LA MONARQUIA DE Espanya, sos Regnes, Provincias, y Dominis, à favor de la Real Magestat del Senyor Rey Don Carlos III. y exclusiò de aquella perpetuament à la Casa de Borbòn.
CAP. I. PER quant despres de haver lográt la Monarquia de Espanya la ditxosa continuaciò de sos gloriosissims Monarcas de nostra Augusta Casa de Austria, descendents de Phelip Primer Rey de Castella, Arxiduch de Austria, y de sa Muller la Serenísima Princessa Joana Reyna, y Senyora dels Regnes de Aragò, Castella, Comtats de Barcelona, Rossellò, y Serdanya, Principat de Cathalunya, y dels demès Regnes, Estats, Senyorias, y Dominis de la Monarquia de Espanya, filla de Fernando Rey de Aragò, anomenat lo Catholich, y de Isabel Reyna de Castella, los quals Monarcas, ab tant suau Domini, y Paternal amor, per dilatats anys, y molts graus de Successiò, havian governát la dita Monarquia, sobrevinguès la mort, sens fills, ni descendents de son amantisssim Pare, y clementissimMonarca Don Carlos Segon nostre Oncle, y Senyor (que Santa Gloria gosa) ultim Descendent de la linea Masculina del Invicto Emperador Carlos Quint, y Primer de aquest nom, Rey, y Senyor de dita Monarquia, fill primogenit de dit Rey Phelip Primer, y despres de la mort dedit nostre Oncle, y Senyor…
Constitucions, Capitols, y Actes de Cort, fetas, y atorgats per la S.C.R.
Magestat del Rey Nostre Senyor Don Carlos III, Rey de Castella, de Aragó, Comte de Barcelona, &c, facsímil de l’Arxiu de la Corona d’Aragó
Obscurum per obscurius, ignotum per ignotius, decía el principio general de la vieja alquimia, lléguese a lo oculto por lo más oculto aún o establézcase la estupidez por medio de la estupidez primigenia. Es sabido que uno tiende a quedarse con ciertas imágenes, el día que pude ver como Zapatero mantenía en distensión y reposo sus rojas posaderas al paso de la bandera de los Estados Unidos, comprendí que en llegando al poder, un estulto que toma la parte por el todo, es decir, que identifica el pabellón exhibido con George W Bush y no, como debiera, con la representación de la nación que soñara Thomas Jefferson, era bien capaz, de, no comprendiendo nada, complicarlo casi todo.
No me equivocaba esta vez, me fijé poco después en su preocupación interesada por la autoría del 11M y su paradójica y absoluta despreocupación por lo que significa el integrismo islámico. Luego vino el disgusto que causa comprobar como humilla sumisamente la testuz ante los enemigos de la libertad, amor por Marruecos, devoción por la tripleta americana y, finalmente, caridad extrema, perdón judicial -¿qué cara se les quedará a los delincuentes no-pistoleros-vascos?- y protección paternal para el conglomerado abertzale. A la vez, y muy significativamente, constatamos su alarde de un carácter agrio y duro con la mitad del país que ha decidido no reírle sus gracias decididamente polarizadas y hasta sectarias.
¿A quien puede extrañar, entonces, que le importe un chavo la idea de España? Tras su paso, habrá dejado tras de sí tal pandemonium estatutario, tal marasmo de necia verborrea, “realidad nacional”, “por allí dicen que son nación”, “Navarra es nuestra de toda la vida”, que los que quieran una España igualitaria, razonable y democrática, habrán de refundarla. No importa, tal vez sea mejor así, ¿Quién desea la persistencia de inquilinos díscolos en su finca comunal? Y, no obstante, existir, yo creo que España existía, aunque fuese por omisión. Hoy me topo con un curioso y muy catalán documento, fechado en 1706, en el que se reflexiona sobre el testamento del desdichado Carlos II, con el fin de rechazar al Borbón que optaba al trono de la Monarquía. Semeja que por entonces tenían bastante claro de donde, más o menos, procedemos los ibéricos, a lo mejor alguien tiene el buen sentido de remitirlo a la errática, transigente y confundidora sede del PSOE:
PRIMERA CONSTITUCIÓN (1706) O LEY DE
EXCLUSIÓN DE LOS BORBONES
DECLARACIÒ DE LA SUCCESSIO DE LA MONARQUIA DE Espanya, sos Regnes, Provincias, y Dominis, à favor de la Real Magestat del Senyor Rey Don Carlos III. y exclusiò de aquella perpetuament à la Casa de Borbòn.
CAP. I. PER quant despres de haver lográt la Monarquia de Espanya la ditxosa continuaciò de sos gloriosissims Monarcas de nostra Augusta Casa de Austria, descendents de Phelip Primer Rey de Castella, Arxiduch de Austria, y de sa Muller la Serenísima Princessa Joana Reyna, y Senyora dels Regnes de Aragò, Castella, Comtats de Barcelona, Rossellò, y Serdanya, Principat de Cathalunya, y dels demès Regnes, Estats, Senyorias, y Dominis de la Monarquia de Espanya, filla de Fernando Rey de Aragò, anomenat lo Catholich, y de Isabel Reyna de Castella, los quals Monarcas, ab tant suau Domini, y Paternal amor, per dilatats anys, y molts graus de Successiò, havian governát la dita Monarquia, sobrevinguès la mort, sens fills, ni descendents de son amantisssim Pare, y clementissimMonarca Don Carlos Segon nostre Oncle, y Senyor (que Santa Gloria gosa) ultim Descendent de la linea Masculina del Invicto Emperador Carlos Quint, y Primer de aquest nom, Rey, y Senyor de dita Monarquia, fill primogenit de dit Rey Phelip Primer, y despres de la mort dedit nostre Oncle, y Senyor…
Constitucions, Capitols, y Actes de Cort, fetas, y atorgats per la S.C.R.
Magestat del Rey Nostre Senyor Don Carlos III, Rey de Castella, de Aragó, Comte de Barcelona, &c, facsímil de l’Arxiu de la Corona d’Aragó
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