El barril de amontillado

Un Blog de Juan Granados. Algunos artículos y comentarios por una sociedad abierta.

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viernes, julio 21, 2006

De conversos y furores




“Sabido habrá Vuesa Señoría, aquel nuevo estatuto hecho en Guipúzcoa, en que ordenaron que no fuésemos allá a casar ni morar… ¿No es de reír que todos o los más, envían acá sus hijos que nos sirvan, y muchos dellos por mozos de espuelas, y que no quieran ser consuegros de los que desean ser servidores?...pagan ahora éstos [ los judíos] la prohibición que fizo Moisés a su gente que no casasen con gentiles”

Carta de Hernardo del Pulgar al Cardenal Mendoza, Letras, C.C., pp. 149-150


Es lugar común en nuestra historiografía la creencia en el “furor del converso”, esa especie de ansia malsana que aqueja al recién llegado, quien, a fin de hacerse perdonar el pasado y hasta la propia existencia, defiende con más vehemencia que nadie el credo dominante.
Parece que la cosa tomó cuerpo intelectual desde que Américo Castro, hablando del Santo Oficio, pregonara aquello de: “Los más duros golpes contra Israel vinieron de sus mismos rabinos luego de bautizarse”, concluyendo que al ser notorio el origen judaico del teólogo dominico Juan de Torquemada, también habría de ser esa la procedencia de fray Tomás de Torquemada, el primer, y terrible, Inquisidor General.
Ni siquiera Sánchez Albornoz, como se sabe el enemigo intelectual más visible de Castro, se molestó en revisar la hipótesis, en su opinión, los cristianos nuevos se producían a menudo con mucha mayor virulencia frente a los judaizantes que los “limpios de sangre”. Tampoco sus legatarios como Domínguez Ortiz hicieron nada para revisar el mito, para todos ellos el neófito tiende al fanatismo y tal vez no les falte razón.
No obstante, hace poco topé por casualidad con la obra de un historiador hebreo llamado Bension Netanyahu (De la anarquía a la Inquisición. La Esfera de los Libros, 2005), a la sazón nonagenario padre de aquel ex ministro de Israel, dedicado, por lo que parece, en cuerpo y alma a aclarar desde un punto de vista privilegiado, ni Castro, ni Albornoz dominaban, obviamente, el hebreo como él lo domina, este asunto de la represión de los conversos sobre sus hermanos israelitas. Y resulta que Netanyahu no está en absoluto de acuerdo con el diagnóstico tradicional, más bien al contrario, el furor del converso, como confirma en una reciente entrevista, no sería más que una patraña difundida por historiadores desinformados y más bien indolentes:

“Castro creía que el factor que alentó todo el movimiento contra el judaísmo no fue religioso, sino racial. Pero nadie revisó nunca esa teoría y yo decidí hacerlo. Sánchez Albornoz fue más lejos al considerar la Inquisición una "institución satánica", pero dijo que fue creada por los judíos, no por los españoles. Para él, fue un complot judío. El caso de Domínguez Ortiz es otro, nunca recurría a una cita original y sencillamente aceptaba lo que otros decían”

Y más abajo:

“Castro apoyó sus ideas en sus conocimientos del hebreo a pesar de que realmente no podía leer ni una sola frase. En realidad no entendió las fuentes bíblicas, y de esa ignorancia se originaba su idea más elemental de que los cristianos odiaban a los judíos porque éstos sentían un odio racial hacia ellos y hacia los otros pueblos”.

Así que, en opinión de Netanyahu se debe concluir que vincular el ansia de pureza, el integrismo ideológico, con los convertidos a la fe, ya no se sostiene:

“Mis investigaciones demuestran que en el plazo de dos generaciones la inmensa mayoría de los conversos se habían asimilado porque era imposible seguir una doble vida, bien porque necesitaban trabajar con cristianos o bien porque sus hijos eran educados como cristianos. Los falsos conversos debieron ser casos aislados.”

Tal vez el anciano historiador hebreo tenga razón y la expresión que tanta fortuna ha tenido resulte excesiva y hasta infundamentada. Pero el idioma se nutre en ocasiones de falacias afortunadas que alcanzan el éxito. Además, no me digan que no hay algo de eso. Cuando, por ejemplo, contemplamos al flamante candidato a la presidencia de la Generalitat, proclamando a voces su más atávica catalanidad, ¿qué otra cosa podemos decir, mas que estamos ante un furibundo converso, apóstol del más irredento catalanismo? Tengo para mí que no existe nadie más catalán en Cataluña que Montilla, si llegase a haberlo, Montilla se enojaría con él, tan a gusto se encuentra en su tierra de promisión.
¿Y qué? Se podrá decir, todos tenemos derecho a sostener con razón o sin ella nuestras filias y nuestras fobias. El caso de la notoria abducción de Montilla no pasaría de ser un hecho jocoso y risible, tanto como la paradójica foto de nuestro peculiar presidente del gobierno, alegremente sentado en la tribuna del Camp Nou al lado de una de esas pancartas de 15 o 20 metros que señalan: “Catalonia is not Spain”. Al fin, cosas de charnegos complacientes.
Pero claro, cuando uno recuerda que en Cataluña existen inspectores lingüísticos, que resulta imposible escolarizar a los hijos de los no catalano- parlantes en la lengua franca del estado, que no hay manera de comunicarse con la administración si no es en catalán, que, en suma, está proscrita la libertad ciudadana para expresarse institucionalmente en la lengua que mejor le parezca a cada, todavía, español que allí habita, hasta el punto de que existen profesores represaliados, un cada vez más notable éxodo funcionarial e incluso atenta vigilancia de las rotulaciones comerciales; uno se pregunta si Montilla, el converso, se ha parado a pensar alguna vez en todo eso. Si el PSOE en general no se ve a sí mismo ridículo mostrándose a cada paso más nacionalista que los propios nacionalistas, si, en suma, Américo Castro y Don Claudio no tendrían algo de razón.
Estos días nos fue dado contemplar el idílico video de presentación del candidato Montilla, expuesto como épico espejo de virtudes, luchador abnegado, comprometido con el pueblo, imagen misma del “self made man”. Poco ha evolucionado el marketing en este aspecto. En la deliciosa tabla de aire flamenco que se conoce como “La Virgen de los Reyes Católicos”, aparece en un discreto segundo plano, junto al célebre cronista Pedro Mártir de la Anglería, el inquisidor general Tomás de Torquemada. Fue mandado representar como un bonancible místico, en atenta contemplación de la madre del Salvador. Pocos podrían deducir que tras aquella imagen de beatitud se retrataba al terrible martillo de infieles, verdadero símbolo de dominio, terror y sujeción para muchos conversos a la fuerza, la analogía aparece enseguida, como siempre hay que decir, nada nuevo bajo el sol.

1 Comments:

Blogger Wallenstein77 said...

Hola a todos:
Ademas de ser padre de Benji Netanyahu (denunciaba a Sharon por blando, cuando el fracaso como primer ministro) fue el padre del comandante de la mision de comandos de Entebbe.
Netanyahu padre se hizo famoso hace unos 6 años por su libro sobre la Inquisicion, donde precisamente defendia que esta institucion, actuo contra los judios precisamente por odio racil y no por otro tipo de cuestiones. Ademas creo que la manifestacion sobre Dominguez Ortiz creo que esta mas que fuera de lugar.
Por cierto, muchos de los asesinos de ETA de las ultimas hornadas son hijos de inmigrantes...

Saludos a todos.

12:56 p. m.  

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