El barril de amontillado

Un Blog de Juan Granados. Algunos artículos y comentarios por una sociedad abierta.

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sábado, diciembre 17, 2005

Elogio de Antonio Lobo Antunes




Supe de Lobo Antunes ya hace años por un programa de libros, de esos que suelen poner en horario comercial, a las dos o tres de la mañana, y el personaje me fascinó en el acto. Es Don Antonio un tipo elegante, silencioso y comedido, como muchos portugueses, también culto, guapo, bastante sordo y encantador. A Lobo Antunes, psiquiatra de Benfica ganado para la causa de las letras, le pasa lo que a los grandes, no está del todo seguro de nada de lo que piensa, a veces tampoco de si son buenos los textos que plasma con letra apretada y minúscula sobre unos folios del hospital Miguel Bombarda de Lisboa que rezan servicios clínicos en su encabezamiento, pero defiende sus referentes literarios: Chéjov, Cervantes, Sterne, Unamuno, Goethe, Quevedo, Camôes, nuestra Rosalía... y sobre todo el valor del trabajo diario y la importancia del rigor en lo que se hace, eso siempre es un alivio y muy de agradecer. Muchos de ustedes lo conocerán y sabrán como yo que es un escritor excelente, para mi más cerca de la verdadera escritura que el a veces excesivamente roussoniano y mesiánico Saramago, ahora mucho más célebre que él, aunque creo que sólo por el momento. Cuando Lobo habla de la realidad la describe sencilla y llanamente, como si diera igual aunque resulta claro que no todo da igual, la guerra de Angola, los amores, la muerte de la compañera, los amigos perdidos no dan igual, pero así se debe relatar, como hacía también Cela, aunque de cuando en vez confesase, como confesó en aquella célebre afirmación de se Mazurca: “La vida sigue pero no igual, la vida nunca sigue igual y con el dolor por medio, menos aún”. A mi me parece que buena parte de la esencia de la literatura se concentra en esa forma de hacer. Por eso, defiendo la obra del silente Antunes como encomiable y mucho más entretenida y por veces humorística que lo que a menudo se quiere ver en él. Para muestra e ilustración cedo de mi reducido espacio quincenal un botón extraído de su Manual dos Inquisidores: “...e caminhei para casa esquecida da febre das roseiras, com a minha sombra e a sombra da criança confundidas como se o menino fosse meu, como ainda hoje, que ele escreveu, teve filhos, o senhor doutor me expulsou da quinta, os do tribunal expulsaram o menino e deixei de o ver, continuo a pensar que era meu, que é meu, foi conmigo que ele començou a andar e a falar, era conmigo que adormecía, era por mim que a meio da noite chamava, apavorado com o escuro...”


noviembre de 2002

1 Comments:

Blogger José Alexandre Ramos said...

Olá

Considero esta sua opinião interessante para constar do site de António Lobo Antunes do qual sou o webmaster. Na expectativa a que não se oponha ao seu uso (será traduzida para português e com referência ao autor e blog), será publicada no site de ALobo Antunes brevemente. Caso se oponha à utilização do seu artigo no site de ALA, escreva para lobowebsite@sapo.pt

Obrigado

11:53 p. m.  

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